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Japón día 3: Historical Village y preciosas vistas de Sapporo - Saboreando el Mundo
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Japón día 3: Historical Village y preciosas vistas de Sapporo

Era sábado y hacía un día precioso. Ese día habíamos planeado ir al museo de la cerveza de Sapporo, pero como pasa muchas veces en los viajes, a veces hay que adaptar los planes al tiempo. El domingo íbamos a ir al Historical Village de Sapporo, un museo al aire libre, pero tuvimos que girar los planes por capricho del tiempo. Mejor pasar el lluvioso domingo en el museo de la cerveza, cubierto, y aprovechar el sol y el calor para pasear al aire libre.

Nos levantamos temprano y nos fuimos a la estación de Sapporo, la misma en la que habíamos llegado el día anterior. Allí compramos unos “onigiris” para comer y desayunamos unos donuts y un café con leche, en la mítica cadena americana “Míster Donut”.

Con las pilas bien cargadas de azúcar, fuimos a buscar nuestro tren. Cada vez que teníamos que coger un tren, se convertía en una odisea…las laberínticas estaciones japonesas son un reto para cualquier occidental. No muy convencidos, nos subimos en un tren de cercanías, y en cuestión de quince minutos llegamos a la estación Shinrin Koen. Se puede usar el Japan Rail Pass para esa línea. Una vez en la estación, se puede coger un autobús, pero si no os importa andar, recomendamos el paseo hasta el museo. El Historical Village de Sapporo, está situado dentro de un parque montañoso, y alrededor se encuentran otros museos dedicados a la historia de Hokkaido. El camino está perfectamente indicado en todo momento.

El último tramo de camino está completamente rodeado de bosque, hasta que llegas a una gran explanada y un edificio colonial se alza encima de una pequeña colina. Ese edificio marca la entrada del museo al aire libre.

Entramos, no sin antes poner el sello en nuestra guía Lonely Planet.

En Japón, en la mayoría de museos y lugares emblemáticos, hay un sello de tinta para estampar. Nosotros olvidamos comprar una libreta, y decidimos estampar nuestra Lonely Planet Japón.

En la entrada al museo hay una pequeña tienda de recuerdos y un bar. Nosotros fuimos directos a comprar la entrada que cuesta 800YEN por persona. Junto con la entrada te entregan un mapa del lugar. Nosotros pensamos en dedicar dos o tres horas, pero al final estuvimos cuatro, e incluso podríamos haber estado mucho más rato. Pero son esos imprevistos que tienen los viajes, que a veces es complicado calcular cuan a gusto te vas a sentir o no en un lugar.

Cruzamos la puerta de entrada, y nos encontramos en una gran plaza con varios edificios antiguos. A la izquierda la antigua “sede de la colonización” y enfrente varias casas de artesanos. Empezamos por la izquierda, donde también se encuentra una ancha avenida con un antiguo tranvía tirado por caballos.

Visitamos cada una de las construcciones. La sede del gobierno de Hokkaido, una antigua escuela, una iglesia católica, casas de cargos gubernamentales y de gente influyente, tiendas, barberías…y un sinfín de construcciones divididas en cuatro ambientes: la ciudad, el pueblo de pescadores, las granjas y los pueblos de montaña. Cada zona está perfectamente ambientada con un lago, el bosque y varios cultivos.

Cada edificio está perfectamente ambientado en la época en la que estuvo en funcionamiento, el mobiliario y algunos maniquíes. A mediodía, cuando ya habíamos recorrido toda la ciudad y el pueblo de pescadores, nos sentamos a comer en unas mesas de picnic. También hay un edificio con restaurante, por si se prefiere comer caliente. Comimos tranquilamente nuestras bolitas de arroz y seguimos con la visita. Nos adentramos en el bosque para descubrir el pueblo de montaña, con su escuela agrícola y la academia de artes marciales, para después visitar la zona de las granjas.

Esta fue la zona más animada, ya que había una pequeña feria y algunas actividades para niños. Nos quedamos boquiabiertos viendo actuaciones en japonés, de las que no entendíamos ni una palabra, pero que enganchaban. Miramos el reloj, y decidimos irnos, un poco a regañadientes. Sapporo aún tenía mucho que ofrecernos. Recomendamos, sobretodo si viajáis con niños, pasar todo el día en el Historical Village, ya que ofrece tanto una visita histórica como entretenida.

Volvimos al tren por donde habíamos llegado y enseguida estábamos de vuelta a la capital de Hokkaido.

Nuestro siguiente destino era el Monte Moiwa, dónde, en la cima, se encuentra un precioso mirador que tiene vistas sobre toda la ciudad. De camino, paramos en la torre del reloj (Tokei-dai), mítica imagen de Sapporo. Dentro hay un pequeño museo con material histórico, aunque nosotros decidimos no entrar.

Para llegar al Monte Moiwa, la mejor opción es coger el tranvía, que cuesta 170YEN, e ir hasta la estación “Ropeway Iriguchi”, donde se puede coger un autobús gratuito que te lleva hasta el mismo funicular. También hay autobuses que te dejan cerca. Nosotros nos pusimos a andar y ya no paramos hasta llegar al funicular. Fueron cuarenta minutos, pero descubrimos muchos vecindarios residenciales de Sapporo que te acercan un poco más al día a día de Japón. Niños jugando, gente paseando el perro…son pequeños momentos que a nosotros nos gusta disfrutar también.

Entramos al edificio principal del funicular y subimos por un ascensor hasta las taquillas. Allí compramos las entradas, 1500YEN cada uno, ida y vuelta. En este mirador hay dos funiculares para llegar a la cima. En la primera parada hay una gran tienda de recuerdos y arriba un gran mirador de 360º. Llegamos a la cima ya de noche, y las vistas nos dejaron alucinados. Aunque, igual que en Hakodate, hacía un frío que te dejaba pollito enseguida.

Disfrutamos un rato de las vistas y decidimos bajar para ir a cenar al Autumn Festival.

El funicular es empinadísimo y pasa por en medio del bosque, si conseguís poneros en la parte de abajo disfrutaréis de una sensación de vértigo y de un bonito paisaje.

En la entrada del edificio del funicular cogimos el minibús que nos dejó en la parada del tranvía y subimos a éste, que nos dejó a una manzana de Odori Park, donde se celebra el Autumn Festival. Fuimos directos a comernos un bocadillo que se me había metido en la cabeza el día anterior, y que resultó no tener nada que ver con la foto que me había obsesionado…una baguette remullida, con un poco de carne y un huevo duro… 1000YEN por eso…!! Nos pedimos una cerveza Sapporo para hacer bajar el bocata y pasar el disgusto, y una vez más llegaron las ocho. Todo cerrado!!

Nos espabilamos a buscar un sitio donde comer, un día más. Esta vez teníamos algo pensado, y no fallamos. Cerca de Susukino se encuentra el “Raumen Yokocho” o callejón del ramen, dónde se pueden encontrar pequeños locales que ofrecen una gran variedad de este famoso plato japonés. Nosotros vimos un vídeo dedicado a esta calle en particular en un canal de youtube, Only in Japan, y sabíamos en que local nos apetecía comer. Hay desde el típico ramen de Hokkaido con maíz y mantequilla, hasta ramen de marisco, aunque nosotros nos decantamos por un bol de ramen picante en el restaurante «Teshikaga«. Entramos en el minúsculo local, donde caben unas seis personas, y el cocinero nos indicó que debíamos pedir en una maquina. Los locales de ramen, mayoritariamente tienen una maquina en la entrada con todos los diferentes tipos de platos que ofrecen, y hay que meter el billete y elegir un plato. Además se pueden añadir toppings, elegir unas gyoza (típicas empanadillas para acompañar el ramen) o una cerveza fresquita.

Después de elegir con la ayuda del cocinero, un hombre muy simpático que hablaba un poco de inglés y nos dio conversación durante toda la cena, nos sentamos y nos sirvieron nuestra cerveza con dos vasos fresquitos.

Enseguida llegaron nuestros imponentes boles de ramen, con una albóndiga de carne con chilli, que se tiene que mezclar con el caldo y se deshace. Junto con la carne braseada, el bambú fermentado, las setas y los finos fideos, es lo que hace este ramen tan especial.

Comimos calentito y conocimos a un chico y una chica americanos, que estaban haciendo de profesores de inglés en Japón y conversamos un poco, junto con nuestro amigo, el cocinero.

Después de la espectacular cena, (nuestro primer ramen en Japón!) dimos un pequeño paseo por el luminoso Susukino, y nos fuimos a descansar.

Oyasuminasai Sapporo!!

Lamentablemente, sobretodo para nosotros, la mitad de fotos de ese día se perdieron. Desde medio día solo tenemos algunas fotos sacadas con el móvil.

AQUÍ OS DEJAMOS LA GALERIA DE FOTOS DE: el Historical Village y las vistas de Sapporo:

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