En este post hablamos del día cinco y seis de viaje, ya que el quinto día lo pasamos viajando en tren bala de Sapporo a Osaka, y el post sería muy corto.
Lunes, día de viaje. Salimos de Sapporo con destino Osaka, a las seis de la mañana. Hicimos transbordo en Hakodate para cambiar de tren regional a Shinkansen, y a toda velocidad cruzamos el túnel submarino que une Hakkaido con Hoshu. Hicimos otro transbordo en Sendai. Después de eso nos vimos inmersos en un tifón. Nubes grises y un diluvio como no hemos vivido en la vida. Si bien, aún atravesando el tifón, no tuvimos ningún tipo de percance ni retraso con la maravillosa red ferroviaria nipona. Cambiamos una vez más de tren en Tokyo, dónde compramos un bento para comer, y puntuales como es habitual, llegamos a Osaka a las 18:26h.
Tirando de Japan Rail Pass usamos la “loop line” de Japan Rail, que es como otra línea de metro, y como su nombre indica da círculos alrededor de Osaka. Nuestra parada era Imamiya, dónde habíamos alquilado un apartamento con Airbnb.
El apartamento estaba a dos minutos de la estación. Pusimos la clave numérica que nos había dado nuestra anfitriona, por mensaje, en el buzón y recogimos la llave. Este sistema está muy extendido en Japón, es un poco más impersonal, pero práctico y rápido para ambas partes.
El apartamento era perfecto para nosotros. Pequeño, compacto, bien comunicado y importantísimo, con “pocket wi-fi”!
Esa noche decidimos ir a comprar algo de cena en el supermercado y cosas para desayunar los siguientes días. Preguntamos a unos chicos por el supermercado más cercano y nos indicaron. Ese súper, y la mayoría en los que compramos, se llama “LIFE”, y tiene un símbolo de un trébol verde. Nos lo pasamos pipa mirando todo lo que se puede comprar en Japón…
La sección de comida preparada es sin duda un paraíso para cualquier “foodie”. Además, a esa hora, la mayoría de productos están rebajados y se puede ahorrar bastante en comida fresca, cocinada y panadería.
Cenamos abundante y riquísimo, y descansamos para poder, al día siguiente, estar a tope para aprovechar el día.
Nos levantamos, el sexto día de nuestro viaje, inmersos en un tifón. Los planes al aire libre para ese día no eran muy adecuados, así que tuvimos que improvisar. Para empezar el día, fuimos a descubrir “Kuromon Market”, el mercado de pescado más conocido de Osaka. Desde la estación de Namba cruzamos por los pasillos subterráneos de la estación, “Namba Walk”, llenos de tiendas y restaurantes, hasta llegar hasta el mercado.
Paseamos todo lo largo del mercado, parando de vez en cuando para observar los curiosos aperitivos japoneses y probar alguno. Pulpito pintado con salsa dulce con huevo duro dentro de la cabeza, vieiras a la barbacoa, pinchito de anguila …y no nos olvidemos de la estafa del siglo! En todas las paradas en las que te paras a mirar, te ofrecen cocinarte cualquier tipo de almeja o marisco que tengan vivo. Decidimos coger un par de almejas que no estaban mal de precio, y pedimos una a la barbacoa y otra en sashimi. A la hora de pagar nos llevamos la sorpresa más desagradable, la que te hace sentir como un tonto…pagamos 1200YEN (alrededor de 10€) por dos almejas. Resulta que la tasa de preparación no está incluída, y te la cobran por unidad…así que empezamos el día algo disgustados.
Esto duró hasta que probamos nuestros primeros, y únicos, Takoyaki. La especialidad estrella de Osaka. Bolitas de masa de harina y huevo, cocinadas en una plancha con moldes redondeados, y con trocitos de pulpo en su interior. Cuando están cocinados, se pintan con un tipo de salsa barbacoa, y se sazonan con algas molidas y virutas de bonito seco. Hay que probarlos, pero no son aptos para todos lo paladares, sobretodo por la textura que tienen.
Con este desayuno contundente, a base de aperitivos de pescado, nos encaminamos hacía el castillo de Osaka, pero tuvimos que abortar la misión porque el viento y la lluvia no nos dejaron avanzar más de 100 metros des de la estación. Así que sustituimos el castillo de Osaka por la calle comercial Tenjimbashisuji, una de las calles comerciales cubiertas más largas de Japón. Después de recorrer un buen tramo y comprarnos unos chubasqueros por 100YEN (menos de 1€), decidimos volver a la estación Temma, de la Loop Line, e ir hasta la estación de Osaka, para intentar llegar al Umeda Sky Building. Este edificio es famosos por tener una de las mejores vistas sobre la ciudad, y esconde una buena colección de buenos restaurantes en su sótano, ambientado en la Osaka de los años treinta.
Nada más salir de la estación de Osaka, nuestro paraguas cedió…y nos quedamos con nuestros simples chubasqueros, que aguantaron a duras penas el fuerte viento y la tromba de agua.
Llegamos empapados al edificio Umeda y fuimos directamente al sótano, a comer “Okonomiyaki”, otra famosa especialidad de Osaka. El Okonomiyaki es como una tortita cocinada en una plancha, con diferentes toppings colocados encima como por ejemplo bacon, calamares o gambas, cebolleta, algunas verduras como, por ejemplo, col, y pintado con salsa barbacoa japonesa, mayonesa, y virutas de bonito y algas. Hay muchas variantes de este plato, e incluso en algunos restaurantes puedes atreverte a prepararlo tú…aunque a la hora de darle la vuelta puede ser todo un reto!
Elegimos ir al restaurante Kiji Umeda Sky building, por recomendación de Mark Wiens (Migrationology). Y acertamos. El pequeño restaurante tiene las paredes llenas de dedicatorias de gente de todo el mundo. Llegamos temprano, y estaba prácticamente vacío. Pedimos sentarnos en la barra, frente a la gran plancha dónde los cocineros preparan los Okonomiyakis. Pedimos uno para los dos, porque son considerablemente grandes y sobretodo, con muchos ingredientes. Pensamos que si nos quedábamos con hambre siempre podíamos pedir más.
Conversamos con el cocinero de lo típico; de nuestro país de origen y del tifón que pasaba sobre nosotros. En el sótano del Umeda Sky building hay un jardín redondo a un nivel bajo el suelo, rodeado de cristaleras, y el aire y la lluvia no paraban de entreabrir las puertas y golpear los cristales.
Comimos tranquilamente, y el local empezó a llenarse. Decidimos no repetir, más que nada, porque a mi la salsa barbacoa y las algas no me acabaron de gustar, y nos guardamos un poco de hambre para la cena.
Cruzamos los dedos para que el tifón hubiese dado una tregua y así poder subir a la azotea del edificio.
El edificio Umeda tiene forma de arco. Hay dos torres principales unidas por la parte superior. El ascensor que sube hasta el “Jardín Flotante” se encuentra en la torre “B”. El ascensor acristalado tarda pocos segundos en subir hasta el piso 35, y no lo consideramos apto para gente con vértigo. Lo que es menos apto aún para gente con esta fóbia, son las escaleras al cielo, que cruzan el edificio del piso 35 al piso 39 suspendidas en el aire.
Una vez en la planta 39, se pueden disfrutar de unas vistas limitadas, pero aún así preciosas, sobre la estación de Osaka y el río Yamata. También en éste piso se encuentra una tienda de souvenirs y varios restaurantes. Para tener unas vistas completas sobre la ciudad, hay que subir hasta el siguiente piso pagando una entrada de 1000YEN (8€ aprox.). Dado el tifón, no nos pareció lo más adecuado y nos quedamos en la planta 39.
Después de bajar hasta la base, fuimos en contra del viento hasta la estación de Osaka. Pegados a la estación de Osaka, hay varios centros comerciales. Ese era nuestro plan para resguardarnos del tiempo, pasar la tarde bien cubiertos!
Fuimos a tomarnos un café calentito y dimos así con nuestra primera tienda oficial del Studio Ghibli! Que ilusión ver a Totoro en tamaño real!!!
No mucho rato después, nos entró hambre…sobretodo porque no podíamos dejar de pensar en el restaurante al que íbamos a ir para cenar: Chayamamchi Maguroya. Un izakaya especializado en atún.
Llegamos enseguida, ya que está muy cerca de la estación. En Japón, alrededor de las estaciones, es dónde se encuentra la mayor concentración de izakayas y restaurantes. Así que cuando tengas que buscar un sitio donde comer: recorre los alrededores de la estación más próxima!
Entramos muy, muy pronto. Serían las seis y acababan de abrir. Estuvimos solos un buen rato. Nos sentamos en una mesa larga, dónde cabrían ocho o diez personas, y así, como esta, habrían unas veinte mesas más.
Nos dieron una carta en inglés, que como siempre, era una pequeña muestra de lo que en realidad ofrecen en el restaurante. Elegimos prácticamente lo mismo que había comido Mark Wiens (ya que a éste izakaya también estaba recomendado en su blog) junto con dos cervezas.
Llegaron las cervezas servidas en un vaso bien congelado, y nuestro sashimi de ventresca de atún, brillante y grasiento. Comimos el primer trozo, que se convirtió en aceite nada más entrar en contacto con nuestra lengua…fue nuestra primera ventresca y nos quedamos alucinados.
Enseguida nos sirvieron un plato de atún rojo a tiras, colocado como si fuera un nido con una yema de huevo en el centro y espolvoreado con sésamo. Este era el plato que nos había hecho ir hasta allí, y no defraudó. El huevo crudo…es algo que cuando vuelves de Japón quieres comer con todo!!! Y junto con el atún, la anguila en tempura…la mejor que hemos probado en la vida. Crujiente por dentro y mantequilla por dentro… puro placer.
Después de acabar con estas tres delicias, pedimos pincho de ojo de atún. Para los más sensibles, tranquilos, no es ojo, es la parte de alrededor de éste. Carne extremadamente tierna, que parece estofado de ternera, con un caldito buenísimo.
Nos quedamos con las ganas de probar la cabeza de atún a la parrilla, que se pedía mucha gente. A la hora de irnos, el restaurante estaba ya casi lleno.
Aprovechando que el tifón había amainado, decidimos ir a conocer Dotonbori, la zona más conocida de Osaka por sus carteles electrónicos y neones.
Se quedó una noche muy tranquila, sin viento, sin lluvia y con una temperatura muy agradable.
Llegamos a la calle principal y vimos al famoso cangrejo gigante de Kani Douraku, una cadena de restaurantes especializados en cangrejo.
Paseamos por la calle principal y por el canal, donde está el famosísimo cartel del corredor de Glico recién restaurado.
También nos encontramos con Kuidaore Taro, una figura de un muñeco a tamaño hombre, vestido con un traje a lo Wally, que toca un timbal.
Otra famosa imagen de Osaka. Aparte de miles de carteles más, como un pez globo gigante y dragones saliendo de las fachadas.
Nuestro primer día en Osaka estuvo lleno de improvisaciones, aún así, nos lo pasamos genial, y comimos DE MUERTE!!