Nuestra primera cena en el Alghero, y de paso en Sardegna, tenía que estar a la altura. Nos pusimos a buscar en TripAdvisor y en las primeras posiciones apareció SardOa Aperitivo di Vino. Enseguida nos llamó la atención y buscamos más información sobre ellos. Lo que encontramos fue su perfil de Facebook. Vimos muchas fotos de vinos, de pinxos muy coloridos y buenos embutidos. Los propietarios son una pareja de españoles afincados en el Alghero. Sí, definitivamente ese era nuestro sitio.
Después de un corto paseo por el Alghero, y de un día un poco “al límite” (el viaje en coche desde casa, el avión y los cien quilómetros ida y vuelta de la playa), decidimos que era hora de cenar. Empezamos a buscar el local. Un poco torpemente, dimos dos vueltas al casco antiguo, y cuando casi estábamos por rendirnos, apareció. Bien, no apareció, estuvo ahí todo el tiempo. Enfrente de la Catedral de Santa María. Muy cerca de por donde habíamos entrado a la ciudad a través de la muralla… Bueno, dejando la tontería atrás, nos acercamos.
Lamentablemente para nosotros las pocas mesas que se encontraban fuera estaban llenas, y no nos quedó más remedio que entrar.
Subimos unos pocos escalones y ya nos encontrábamos dentro. Un local pequeño, pero muy bien aprovechado. A la izquierda de la entrada se encuentra la barra, con un par de taburetes. Detrás de la barra está la pequeña cocina, a la vista de todos. Encima de la barra hay una vitrina, con variedad de pintxos ya preparados, para que uno se vaya haciendo la idea de lo que le espera… Rebanadas generosas de pan, que sirven de cama para una decente variedad de ingredientes frescos y coloridos.
Uno no puede dejar tampoco, de acercarse a la nevera de charcutería, al lado de la barra, dónde quedan expuestos los quesos y embutidos. Tanto sardos como ibéricos. Un pecorino sardo por aquí, un chorizo ibérico por allá…nos lo hubiésemos comido todo, pero hay que pensar con la cabeza fría y hacer una pequeña selección. Aunque cueste…
A la derecha, nada más entrar, hay una barra adosada a la pared, con sus cuantos taburetes, y un poco más al fondo, se crea un ambiente un poco más privado. Unas pocas mesas hechas con cajas de madera restauradas, y pintadas de azul pastel, conjuntadas con sus taburetes, igualmente hechos de cajas antiguas y coronadas con saquitos a modo de cojín. Las mesas tienen ruedecitas, así que pueden moverse y adaptarse a la proporción de gente que se encuentra en el bar. Nosotros nos sentamos en una esquina cerca de la entrada, justo enfrente de la vitrina de charcutería…¡ay! cuanto sufrimiento!!
Al lado de los embutidos, hay dos neveras para los vinos y las cervezas.
Nada más sentarnos, la camarera nos trajo las cartas. Recalco: cartas, ya que hay tres. Una de vinos (sardos y españoles) y cervezas artesanales, una de tapas y pinxos y otra un poco más golosa, de gin-tonics.
Estábamos un poco dubitativos y pedimos consejo. La camarera, una chica catalana igualmente afincada en la pequeña ciudad, nos preguntó sobre nuestros gustos en cuestión de vino y nos aconsejó probar un par de vinos sardos. En Sardegna se producen muy buenos vinos, aunque no a gran escala. Ya de por sí no somos grandes entendidos en vinos, pero en este caso estábamos completamente perdidos.
Mientras nos servían los vinos, nosotros intentábamos elegir lo que íbamos a comer. Nos levantamos y echamos un vistazo a la vitrina. Llegaron nuestras copas de tinto y pedimos un pinxo de atún y cebolla. Además de unas simples banderillas. El pinxo de atún con cebolla caramelizada nos cautivó enseguida. Los vinos estaban igualmente deliciosos. Eran muy fuertes y secos, como nos gusta.
No sabemos si fue por el viaje, el cansancio o que aún no nos habíamos habituado, pero no nos quedamos demasiado esa vez…digo esa vez, porque volveríamos. Y a la siguiente seríamos un poco más osados!
Antes de irnos, estuvimos hablando con el propietario, un chico muy agradable, que nos había ayudado a elegir los pinxos y nos contó como había empezado todo para ellos, y nos recomendó lugares que ver en la isla.
Nos despedimos y pasamos una semana excepcional recorriendo el norte de la isla. El último día de ruta volvimos al Alghero. Y volvimos a cenar al SardOa.
Es un lugar sin duda alguna merecedor de repetir cena, o copa, o aperitivo…
Otra vez tuvimos que sentarnos dentro, en la misma mesa. No tenemos queja, pero con el ambiente de verano, nos hubiera gustado sentarnos fuera, aunque solo fuera una vez. Esa vez la camarera fue la dueña.
Quisimos empezar con una cerveza artesanal sarda, de la cual aún poseemos la botella. Junto con la cerveza nos trajeron un aperitivo gentileza de la casa. Pan con tomate, queso y salumi. Buena manera de empezar, sin duda. Terminamos rápido con la cerveza y esta vez fuimos un poco más atrevidos y elegimos nosotros mismos el vino. Uno blanco y uno tinto, ambos sardos.
Ojeamos la carta y visitamos de nuevo la vitrina, a ver que joya ofrecía ese día. Empezamos con un pintxo de atún y ensalada. Todo fresco y en un juego de colores muy apetecible. Delicioso.
Cogimos una de las tapas de la carta, un poco a ciegas. Pedimos chipirones en su tinta. Nos los sirvieron con una base de arroz blanco. Estaban bien, pero creemos que los pinxos son muchísimo mejores que las tapas. Así que, seguimos con un pinxo de gulas y jamón. La unión de los dos sabores, mar y tierra, es genial. Hicimos una breve pausa, y copa en mano estuvimos otra vez de cháchara con los dueños del local. Hablamos de dónde habíamos estado en nuestro viaje y sobre la belleza de la isla, y anotamos los lugares que habíamos descuidado esta vez para tenerlos presentes en la próxima visita.
Ya con el último pintxo digerido, pedimos unos caracoles. Un poco faltos de sabor. Les faltó un toque del chef, ya que eran en conserva, con tomate y nada más. Y junto con los caracoles, llegó un rollo de chistorra, al que nos invitaron. Yo personalmente no soy muy fan de la chistorra, así que José se lo comió, y tan contento!
Decidimos que habíamos llegado a nuestro tope. En el tiempo que habíamos estado allí dentro había oscurecido. A la mañana siguiente debíamos levantarnos muy, muy temprano. Nuestro vuelo salía a las siete de la mañana. Antes de hacer un pensamiento, queríamos probar uno de los tantos curiosos gin-tonics que tienen en la carta del SardOa.
Pensamos mucho cual pedir. Hay variedad de gins y de condimento, así que fue un arduo trabajo. Una vez más tuvieron que aconsejarnos. Al final, uno de Hendrick’s con pepino y “ginepro”, y otro de G’vine con fresa, pétalos de rosa y limón, fueron los elegidos. Con nuestra copa balón llena de hielo y gin-tonic aromatizado, nos despedimos del SardOa Aperitivo di Vino, del Alghero y de Sardegna.
Sin duda, este pequeño bar de vinos, es una perla escondida en el Alghro que no hay que perderse. Ya sea para ira a cenar, a tomar un aperitivo o una copa.
SardOa Aperitivo di Vino
Dirección: Piazza Duomo, 8, 07041 Alghero SS, Italia
Horario: Lunes – Domingo 18:00 a 24:00
Como llegar: Está situado justo en frente de la Cattedrale di Santa María del Alghero
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